Los 7 mejores analgésicos naturales caseros

3. Sales de epsom

A veces, un remedio externo es tan efectivo como algo que ingieres. Las sales de Epsom son un buen ejemplo. Remojarse en agua tibia con sales de Epsom puede aliviar el dolor de huesos y articulaciones, así como el dolor muscular. Este tratamiento también puede ser un salvavidas para las mujeres con dolor postparto y para cualquier persona con artritis o fibromialgia.

Funciona porque la sal de Epsom se descompone en magnesio y sulfato cuando se disuelve en el agua, que luego penetra en las áreas dolorosas. Se ha encontrado que el magnesio, especialmente, desempeña un papel importante en la forma en que las señales de dolor se envían del cerebro al cuerpo. También ayuda a regular las contracciones musculares y reduce los síntomas de la depresión.

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